jueves, 13 de enero de 2011

Desiderata, Iglesia de Saint Paul - Baltimore - 1693

Anda plácidamente entre el ruido y la prisa, y recuerda que paz puede haber en el silencio, vive en buenos términos con todas las personas, todo lo que puedas sin rendirte. Di tu verdad, tranquila y clarmante; escucha a los demás, incluso al aburrido y al ignorante, ellos también tienen su historia. Evita a las personas ruidosas y agresivas, sin vejaciones al espíritu.
Si te comparan con otros puedes volverte vanidoso y amargo, porque simpre habrá personas más grandes y más pequeñas que tu. Disfruta de tus logros así como de tus planes. Mantén el interés en tu propia carrera, aunque sea humilde, es una verdadera posesión en las cambiantes fortunas del tiempo. Usa la precaución en tus negocios; porque el mundo está lleno de trampas. Pero no por eso te ciegues a la virtud que pueda existir, mucha gente lucha por altos ideales y en todas partes la vida está llena de heroísmo. Sé tu mismo. Especialmente no sientas afectos. Tampoco seas cínico respecto del amor; porque frente a toda aridez y desencanto el amor es perenne como la hierba.
Recoge mansamente el consejo de los años, renunciando graciosamente a las cosas de la juventud, Nutre tu fuerza espiritual para que te proteja en la desgracia repentina. Pero no te angusties con fantasías. Muchos temores nacen de la fatiga y la soledad. Junto con una sana disciplina, sé amable contigo mismo. Tú eres una criatura del universo, no menos que los árboles y las estrellas; tu tienes derecho a estar aquí. Y te resulte evidente o no, sin duda el universo se desenvuelve como debe. Por lo tanto, mantente en paz con Dios, de cualquier modo que lo concibas y cualesquiera sean tus trabajos y aspiraciones, mantén en la ruidosa confusión paz con tu alma. Con todas sus farsas, trabajos y sueños rotos este sigue siendo un mundo hermoso. Ten cuidado. Esfuérzate en ser felíz.






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